[R.Iorio]
Cada la noche en la ciudad,
con mi cuerpo en soledad,
caminando por los barrios del oeste.
El insomnio de un amor,
con su futuro de ilusin,
revivi a un joven muerto civilmente.
La gente ya fue,
duerme junto a la TV.
El digestivo incendio es su Dios.
Es su Dios.
Gatas y gatos buscan luz,
los perros oscuridad,
intudos por la ansiedad de su instinto.
Elementales del montn,
intoxicados de pasin,
sienten miedo al verme lejos de su niebla.
Y la soledad,
nos invita a escapar,
por la gran puerta del mundo de hoy.
Donde nadie ve,
y pocos temen perder
el hilo de su conmocin idiota.
Esquivando el temor
de la ficticia ficcin,
la ciudad se ha derretido en mi cabeza.
Todo es oscuridad,
alguien se aproxima a mi,
no puedo ver si es evangelista o policia.
Busco comprender,
pero no me deja ver
por la burocracia de su historia.
Donde nadie ve,
y pocos temen perder
el hilo de su conmocin idiota hoy.
Digestivos conformados,
pecadores falsamente perdonados.