Un viento a treinta grado bajo cero
barra las desiertas avenidas y los campanarios.
A rfagas heladas de metralla,
desintegraba los muros de nieve.
Y los fuegos de la guardia roja encendidos
para echar al lobo, si viejas copas hay.
Y los fuegos de la guardia roja encendidos
para echar al lobo, si viejas copas hay.
Sentados en las gradas de la iglesia,
esperbamos tras la misa que saliesen las mujeres.
Mirbamos con expresin ausente
la gracia incomparable de Niyinski.
Y luego de l se enamor perdidamente su empresario,
y de las danzas rusas.
Y luego de l se enamor perdidamente su empresario,
y de las danzas rusas.
Con mi generacin pas el invierno,
mujeres encorvadas sobre el telar en la ventana.
Un dia en la perspectiva Nevski
me encontr por azar a Igor Stravinski.
Los orinales puestos bajo el lecho por la noche
por la revolucin.
Estudibamos cerrados en un cuarto,
con dbil luz de velas y candiles de petrleo.
Y cuando se trataba de hablar
esperbamos siempre con placer.
Y mi maestro me enseno
qu difcil es descubrir el alma dentro de las sombras.
Y mi maesto me enseno
qu difcil es descubrir el alma dentro de las sombras.