Ay. Ven y dime todas esas cosas. Invítame a sentarme junto a ti. Escuchare todos tus sueños en mi oído. Y déjame estrechar tus manos. Y regalarte unas pocas de ilusiones.
Ingrata, no me digas que me quieres. No me digas que me adoras, que me amas, que me extrañas. Que ya no te creo nada. Ingrata, qué no ves que estoy sufriendo.