Como serpiente. Te arrastraste hasta mi corazón, maldito impostor. Ingenuamente. Caí en las garras del depredador que me deslumbró. . Ay, hasta el cuello estoy.
Abriste una ventana despertando una ilusión. Cegando por completo mi razón. . Mantuve la esperanza conociendo tu interior. Sintiendo tan ajeno tu calor.
Me miras diferente. Me abrazas y no siento tu calor. Te digo lo que siento. Me interrumpes y terminas la oración. Siempre tienes la razón. Tu, libreto de siempre tan predecible.