Igual que ayer llovía tristeza como estrella fugaz. Que muere discreta, efímera sin dejar rastro al marchar. Hoy la mañana tiene la tontería y la mirada del sol.
Se despertó bañado en sudor. Y un frío interno, le estremeció. Se hizo la luz, y en su cama junto a él. ¡vio a esa mujer!. Fue como aquel beso que no dio.
No era el hombre más honesto. Pero él. Era un hombre valiente y fiel. Tampoco la piedad se cobijaba en él. . Malvivía, alquilando por tres maravedís.
El viento se despertó. Levantando al dios del mar. Mientras bostezaba el sol. El horizonte se desveló. . Desnudábanse con aire sensual. La costa y el litoral.
Caminando muy despacio. Por el metro siempre va. Su techo son las estrellas. Y por cama un viejo portal. . Junta monedas en un vaso roto. Atado a su viejo acordeón.
Cuando se desclasifiquen los papeles del cesid. Os podremos dar más información. De quién mató a jesús de chamberí. . Estaban todos sentados. En la barra de algún bar.