Igual que ayer llovía tristeza como estrella fugaz. Que muere discreta, efímera sin dejar rastro al marchar. Hoy la mañana tiene la tontería y la mirada del sol.
No era el hombre más honesto. Pero él. Era un hombre valiente y fiel. Tampoco la piedad se cobijaba en él. . Malvivía, alquilando por tres maravedís.