Si tú eres la manzana soy Adán. Eres tú mi paraíso terrenal. Te acercas me das ganas de pecar. Sin restricción. . Y es evidente que no es buena mi intención.
Dejé de preguntar. Y de buscar respuestas. Escuché mi voz. Y el timón cambió de dirección. Volver a comenzar. Cuando el amor acaba en guerra. Me enseñó a crecer y a conocer La fuerza del perdón.